18 octubre 2017

Tradición oral y zambomba. Una entrevista a José Manuel Fraile Gil



José Manuel Fraile Gil publica Tradición oral y zambomba (editorial Lamiñarra), un libro decisivo en la recolección y el estudio del folklore hispánico.

Tradición oral y zambomba (libro y dos CDs) congrega 351 etnotextos (romances, canciones, melodías), y otros tantos registros sonoros, recogidos por José Manuel Fraile y sus colaboradores a lo largo de las últimas tres décadas. La procedencia geográfica de los materiales ya da cuenta por sí sola de la relevancia de la tradición oral sostenida alrededor de un instrumento tan primario y a un tiempo tan dúctil: muestras de qué se ha cantado -y aún con fortuna se canta- en Andalucía, Aragón, Baleares, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Cataluña, Extremadura, La Rioja, Madrid, Murcia, Navarra, Valencia, América y Portugal.
Hablamos con José Manuel Fraile el pasado 21 de junio, primer día del verano, en Rota (Cádiz). Allí nos recibió Luis Espinar Lluelma, su mujer Mónica, y el grupo de familiares y amigos que en las cruces de mayo, en los atardeceres del verano, en diciembre y “cada vez que encarta” se juntan para darse la alegría de cantar juntos. El grupo de Luis Espinar tiene un protagonismo especial en el libro de José Manuel Fraile: el folklorista dio con ellos hace sólo cuatro años, cuando casi se disponía a cerrar el frondoso corpus de canciones de zambomba que había ido reuniendo durante casi toda su vida. Advirtió felizmente entonces que la tradición oral tiene, de vez en cuando, transmisores conscientes y responsables del patrimonio que  les fue legado por sus padres y abuelos y en cuyo cuidado y conservación ponen todo ese esmero y cariño que la histeria social imperante hace tan difícil.
Usted comenzó a hacer trabajos de campo hace casi cuarenta años. ¿Recuerda la primera muestra de zambomba que recogió?
Para mí la zambomba fue, hasta 1980, sólo un instrumento navideño que los niños hacían sonar por las calles del Barrio de Lavapiés, donde crecí. A lo sumo, tenía algunas referencias antiguas por las noticias que de esta tradición daban los autores de sainetes del siglo XVIII o los escritores costumbristas del XIX. En 1980 un compañero de estudios me planteó un viaje a Cañamero, en la provincia de Cáceres, su pueblo natal. La encuesta de Cañamero (al que he regresado muchas veces) me deslumbró, hombres y mujeres me cantaron un repertorio riquísimo de viejos romances, canciones narrativas y otras composiciones líricas; el canto se apoyaba en el ronco sonido de una gran zambomba construida con corcho y cubierta con piel de liebre.
Su libro destierra la falsa idea (por lo menos mantenida aquí en el Sur) de que la zambomba es asunto exclusivamente navideño…
Claro. La recolección me ha ido demostrando la amplísima ocasionalidad que ha tenido y tiene el canto de zambomba. Es cierto que la Navidad ha aglutinado bastante de esta tradición en el centro y en el oeste andaluz, así como en muchas zonas de Extremadura, por ejemplo, pero he recogido testimonios vivísimos de reuniones alrededor de la zambomba en fechas de matanza o en la celebraciones de los llamados “Santos Viejos” (de mediados de enero a principios de febrero); el uso carnavalesco fue sumamente importante en casi toda la mitad norte de la Península, y algunas de las mejores encuestas que he podido hacer han ocurrido en el este de Andalucía, en la Axarquía malagueña y en la Alpujarra granadina, donde la zambomba tiene un primordial uso veraniego.
También su libro destierra en buena medida el mito de que son las mujeres las exclusivas depositarias y transmisoras de la tradición oral…
Es una cuestión que habría que tener muy en cuenta en los estudios de folklore. La verdad es que he encontrado muchos de mis mejores informantes en hombres que formaron parte de grupos de ronda, postulantes o aguinalderos, un contexto en el que la zambomba ha tenido un lugar protagonista, y he podido recoger riquísimos repertorios de grupos de hombres muy jóvenes que trabajan por mantener la tradición, es el caso por ejemplo de la cuadrilla de mochileros de Gaena, en Córdoba. ¿Por qué el tópico de las mujeres? Bueno, como transmisoras tienen, en general, una actitud más abierta, curiosa y también modesta, quizás conectan antes que los hombres con un desconocido que les pregunta sobre su memoria. Pero creo que es importante considerar que el baile, el canto y la tradición fueron patrimonio de las clases populares durante siglos sin distinción de sexo ni de edad y que a partir de 1937 todo eso pasó a ser competencia directa de la Sección Femenina de Falange y de sus talleres, grupos y escuelas, únicamente poblados por muchachas. La otra cara de la moneda son los abundantes grupos de mujeres que, ya en el período democrático, se asociaron y han tenido como una de sus ocupaciones fundamentales la transmisión de la cultura tradicional.
¿Qué aspectos básicos de la tradición de la zambomba ha querido recoger en el libro?
Pues fundamentalmente éstos: el tiempo en el que se tocaba, los materiales diversos con los que se ha construido (corcho, barro, metal…), las áreas geográficas donde se usó de una u otra forma, y por supuesto el amplio corpus de literatura oral que acompañó su sonido.
Háblenos del corpus. El libro también rompe mitos acerca de eso.
Hasta cierto punto, la zambomba es omnívora en cuanto a los tipos de textos que puede integrar en sus ritmos. A la hora de organizar el corpus (tarea nunca fácil) he dividido el repertorio en dos grandes grupos, el de temática profana y el de temática religiosa. La vertiente profana está sensiblemente más representada, el libro recoge 250 entradas de romances y canciones narrativas de asunto muy diverso, desde romances históricos o carolingios hasta relatos sobre adulterios, aventuras amorosas varias, peticiones de aguinaldo o burlas. Los cien temas incluidos en el repertorio devoto se reparten entre narraciones de los episodios más vinculados a la cultura popular (nacimiento y vida de Cristo, milagros de la Virgen o hagiografías) y canciones ceremoniales. Por lo demás, no quería ofrecer una simple relación de textos, así que he procurado comentar de cada uno de ellos no sólo los datos de recolección, sino su específica ocasionalidad, su tipología y sus relaciones literarias y culturales.
¿Cree que ha conseguido reunir en este libro todo lo que se ha cantado al ritmo de la zambomba?
Claro que no. Esta tarde Luis Espinar y sus amigos me han cantado algún tema que no recordaron en la encuesta anterior, en la Navidad de 2012. En este tiempo han hecho un especial esfuerzo por anotar la memoria de sus padres y abuelos. La tradición oral sigue abierta, siempre lo ha estado, siempre es capaz de renovarse, ése es el milagro.

En Rota, el martes pasado, soplaba fuerte el levante, hacía calor. Cantábamos en el patio de María, las personas que pasaban por el portal se detenían a curiosear, extrañados de oír una zambomba en verano.

(Esta entrevista fue publicada en CaoCultura el 24 de junio de 2016:  
http://caocultura.com/cuando-verano-trae-zambombas/